jueves, 3 de marzo de 2016

Opinión

Sobre el acuerdo con los fondos buitres

Acordar con los Fondos Buitres con la expectativa de futuras llegadas de capitales vuelve a ser el discurso dominante en un país donde las inversiones extranjeras han demostrado, en gran medida, ser realizadas para generar las condiciones de una enorme fuga de capitales hacia los países donde residen las casas matrices de los inversores.
Nada garantiza además, que pagando a los buitres llegarán las inversiones.
La fragilidad de la Argentina frente al tema de la deuda queda nuevamente demostrada como una amenaza permanente para nuestra economía y para la sociedad.
Estalló por el aire, de este modo,  la idea de que la deuda había dejado de ser una “pesada carga” para el país, y volvió a ocupar el centro de las preocupaciones y debates de los trabajadores y el pueblo argentino en general, ante las consecuencias del acuerdo que hipotecará el presente y el futuro de los argentinos.
El Comandante Fidel Castro en 1985 había manifestado, sobre la deuda externa de nuestros países, que era “inmoral pagar una deuda con la que nada tuvo que ver el pueblo, en la que el pueblo no recibió ningún beneficio, una deuda que se malgastó, se despilfarró o se fugó”. 
Ante la persistencia de futuros endeudamientos con las consecuencias previsibles según indica la experiencia,  es necesario reconsiderar esos sabios consejos que indicaban que la deuda era impagable, inmoral,  ilegítima e injusta.
En nuestro país no se atendió el camino de la investigación realizada por Alejandro Olmos sobre la legitimad de la deuda, que hizo posible el fallo del juez Ballesteros, quien sostuvo que el endeudamiento se había realizado para solventar negocios privados y que los beneficiarios fueron algunos grupos económicos ligados a los centros financieros internacionales, tales como Macri, Fortabat, Bunge & Born, Bridas, Bulgheroni, Pérez Companc, Techint (Rocca), Soldati, Pescarmona, que contrajeron la deuda privada, que más tarde sería estatizada con seguros de cambio.
Se impulsó de esta manera  la lógica del “desendeudamiento” promocionada en los últimos años, que consistió, en realidad, en lograr quitas importantes sobre los intereses de la deuda y no sobre el capital,  la cancelación en efectivo de la deuda con el FMI, el acuerdo con el “Club de París”, la jurisdicción en cortes de Estados Unidos y la sumisión a sus leyes, que constituye un grave traspie para la soberanía, y en definitiva, el pago de aproximadamente 190 mil millones de dólares (datos de la Agencia CIFRA), haciendo que Argentina sea prácticamente exportadora de capitales.
La renegociación con los Fondos Buitres y el sistema financiero internacional solo acarrearán una nueva espiral de endeudamiento que pone en serio riesgo las reservas del país.

Ante este nuevo ciclo de endeudamiento,  pensamos que es necesario abrir el debate y retomar la idea de suspender los pagos de la deuda y realizar, aunque tardíamente, una verdadera auditoría sobre la legalidad y el origen de la misma, sobre la negociación en curso y el hecho de que las quitas actuales son sobre los punitorios,  es algo que no debería ser descartado graciosamente.

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